Lisa Reed es una mujer de Auckland, Nueva Zelanda, que quedó completamente ciega a los 11 años debido a un tumor cerebral que le oprimía el nervio óptico. Así pasó casi 14 años, hasta que una noche tras un golpe accidental en la cabeza todo cambió.
Durante su adolescencia Lisa se habituó a vivir en la oscuridad, con la ayuda de un bastón y de un perro lazarillo aprendió a desarrollar su vida como muchas otras personas que padecen de ceguera. Sin embargo, para sorpresa de todos, a sus 24 años la vida le tenía preparada una grata sorpresa.
El 15 de noviembre del año 2000, como hacía habitualmente antes de dormir, buscó a su perra Ami para desearle buenas noches. La encontró acostada debajo de una mesa, así que se agachó y la besó. Al levantarse, se golpeó fuertemente la cabeza contra el borde, pero no le dio demasiada importancia al hecho y se fue a dormir.
La sorpresa vino al día siguiente, cuando al despertar notó que su visión había regresado parcialmente.
"Realmente no puedo describir lo que sentí. Fue fantástico, maravilloso. No se pueden imaginar lo que significa no poder ver y luego, de repente, poder. Es un regalo ver al mundo nuevamente", dijo Lisa en una entrevista.
Su historia se ha dado a conocer, gracias a la Fundación para Ciegos de Nueva Zelanda, quien la apoyo durante sus años en las sombras, y que desde el 29 de octubre y hasta el 3 de noviembre, esta celebrando un evento para recaudar fondos, conocido como la Semana de la Ceguera. Dichos fondos serán destinados para ayudar a otras personas que sufren ceguera.
Literalmente un golpe de suerte.
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